El día en que Australia y España se unieron por los derechos LGTBI gracias a una boda gay
Hoy se cumplen 30 años desde que la Organización Mundial de la Salud tomó la decisión de retirar la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales en la que ésta estaba catalogada, dentro de la Asamblea General que la institución celebraba aquél 17 de Mayo de 1990. Y es por esto que se celebra este día en todo el mundo como el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. Hace solo 30 años que los homosexuales dejaban de ser oficialmente personas enfermas para ser personas tan sanas como cualquier otra. Al menos a nivel sanitario, ya que su lucha por obtener una igualdad de derechos efectiva todavía debía continuar.
Y si nos sorprende la cercanía de esa fecha, en la que al fin se corregía aquella vergüenza e injusticia histórica, tal vez nos deba sorprender aún más el hecho de que, dentro de la batalla posterior por la conquista de los derechos básicos fundamentales del colectivo LGTBI, hace tan solo 2 años y medio que Australia legalizó, por fin, el matrimonio homosexual. El 9 de Diciembre de 2017 entraba en vigor la Marriage Amendment Act 2017, por la cual se permitían en el país las uniones entre personas del mismo sexo.
Tras años de controversia política alrededor de este asunto, curiosamente en uno de los países considerados más modernos del mundo, se celebró en Australia un plebiscito entre la población de todo el país, que buscaba secundar un cambio en la ley estatal que permitiera oficializar los matrimonios entre hombres y mujeres indistintamente de su condición sexual.
Esta encuesta, voluntaria pero vinculante, organizada por el Australian Bureaux of Statistics, y realizada a través del servicio público postal entre el 12 de Septiembre y el 7 de Noviembre de 2017, dio un espaldarazo social definitivo para la modificación del texto, arrojando un 61'6% de Síes (7'8 millones de votos) frente al 38'4% de votos negativos (4'8 millones de Noes). Australia se convertía así en el vigesimosexto país del mundo en reconocer este derecho a la comunidad LGTBI.
Pocos días después de este hito, la primera boda gay celebrada en Australia fue, según datos públicos, la de Jo Grant y Jill Kindt, compañeras de vida durante 8 años, el 15 de Diciembre de ese mismo 2017, celebrada en el jardín de su casa en Sunshine Coast, Queensland. Aquella fecha fue especial para ellas y para decenas de australianos que pudieron al fin celebrar su unión de amor de manera oficial en el país.
Jo y Jill pudieron disfrutar así de su matrimonio y su primera Navidad juntas como esposas, hasta que 48 días después del enlace, el 30 de Enero de 2018, Jo fallecía a causa del cáncer terminal que sufría, y por el que estaba recibiendo cuidados paliativos. Como constataba Sandra, madre de la malograda Jo, en una entrevista, "esa boda le dio a mi hija la fuerza suficiente para poder compartir una última Navidad con su familia".
Pero hay una historia de amor homosexual que precede a la de Jo y Jill, y a todos los demás enlaces, que merece la pena conocer. Una larga historia de amor que acabó en boda, y con final feliz. Una aventura extraordinaria que sirvió para unir a Australia y a España gracias a los derechos LGTBI adquiridos en nuestro país, a la vanguardia del mundo, y en torno al amor de dos personas.
Unos derechos igualitarios que habían sido conquistados en España tiempo atrás, desde que en 2005 se había legalizado la unión entre personas del mismo sexo, que posibilitaron una de las bodas gays más importantes de Australia. Aunque no fuera en Australia. Un relato único y curioso que se inició en las antípodas pero que cuminaría en un singular punto de la geografía española.
La primera unión en matrimonio de un político australiano homosexual, se celebraba en el pequeño pueblo de Jun, Granada. Y todo gracias a la magia de Twitter.
Corría el año 2012, y Australia seguía retrasada en cuanto a la conquista de derechos por parte del colectivo LGTBI. El parlamento australiano había dejado pasar recientemente una nueva oportunidad al rechazar una propuesta para legalizar el matrimonio gay. No se podía abrir el país al bestialismo, se había llegado a oír en la cámara. Sin embargo, muchos gays y lesbianas miraban con envidia al exterior, hacia países donde esos derechos ya estaban conseguidos y aceptados en sus sociedades, anhelando el momento en que los australianos estuvieran a la altura y cambiaran su historia, para bien. Para poder darse el "sí quiero", como cualquier otra pareja.
Uno de aquellos gays era Ian. Ian Hunter. Y otro su novio, Leith. Ambos australianos, estaban preparando sus vacaciones. Ian había tenido una idea el año anterior para elegir el destino de su viaje. Había iniciado su búsqueda por países en los que podía convertir las vacaciones en algo mucho más especial. Buscaba lugares en los que aprovechar la visita para celebrar su boda con Leith. Aquello que Australia todavía le negaba solo por su orientación sexual.
Ian no era un australiano cualquiera. Ian Hunter era Ministro de Inclusión Social en el gabinete del Estado de South Australia y parlamentario, miembro del Partido Laborista, y uno de los políticos más combativos por la lucha del colectivo LGTBI en Australia, desde que ya en 1979 fue elegido como presidente de la sociedad gay de la Flinders University. Había pasado más de dos décadas compartiendo su vida y su amor con Leith Semmens, un artista australiano con el que ya había planeado su boda en Nueva York unos meses atrás, pero finalmente los trámites burocráticos y las dificultades que les pusieron para organizar su enlace echaron por tierra su primera intentona.
Fue entonces cuando se fijaron en España para sus siguientes vacaciones, y decidieron intentarlo una vez más.
A más de 16.000 kilómetros y al otro lado del mundo, allá por ese año 2012, en España se había hecho notablemente famoso un pequeño municipio de la provincia de Granada, Jun, de apenas 3.500 habitantes. La razón, su mediático alcalde, José Antonio Rodríguez Salas, o como era más reconocido en las redes sociales, el entonces "twitstar" @alcaldedejun. El alcalde de Jun había situado al pueblo en el mapa gracias a Twitter, y a través de su uso para la gestión del ayuntamiento, llevando su nombre a todos los rincones del mundo.
Rodríguez Salas se había convertido por aquel tiempo en uno de los 5 políticos españoles más seguidos en la red social de microblogging, y había impulsado el uso de Internet para la función pública, haciendo que los trabajadores del ayuntamiento utilizaran Twitter como un medio oficial para la atención a los ciudadanos, llegando incluso a ser referente para el MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, con el que Jun colaboró en un proyecto para implantar la teledemocracia. Medios internacionales tan dispares y del nivel del New York Times o el Sydney Herald se fijaron en Jun por todo aquello en aquel entonces. Así era el pueblo en el que cualquier vecino podía contactar con el consistorio a través de un tweet, bien para mandar un mensaje a su alcalde (que respondía unos 700 mensajes diarios), bien para avisar de una farola fundida, comunicar un bache en alguna carretera, o para realizar alguna gestión oficial.
Con toda seguridad, gracias a todo este revuelo mediático logrado por José Antonio Rodríguez Salas para su internacionalmente famoso municipio, el alcalde recibió un día una sorpresa al abrir su ordenador. Allí, en Twitter, el popular político socialista había recibido un mensaje, supuestamente enviado desde el gabinete de un político australiano, sondeándole respecto a la posibilidad de celebrar una boda en el pueblo. El propio Rodríguez Salas reconoció que no supo qué pensar tras leer ese mensaje. No sabía si era real o si se trataba de una simple broma. Pero poco tiempo después, el alcalde de Jun recibió una carta cuyo remitente se encontraba al otro lado del planeta. Era de un tal Ian. Ian Hunter. El hombre la firmaba solicitando casarse en el pequeño municipio granadino. Un ministro australiano quería casarse en Jun con su novio. El alcalde supo entonces que aquella historia era real, y también él dio el sí quiero que faltaba.
Así, el 19 de Diciembre de 2012, en el Palacio de las Artes de Jun, ante 17 personas, todos familiares y amigos cercanos de los contrayentes, oficiada por José Antonio Rodríguez Salas, alcalde de Jun, y retransmitida en directo a todo el mundo desde el blog del regidor, Ian y Leith cumplían su sueño de casarse y sellar su amor en una boda de lo más tradicional. Un enlace que no les reconocería como un matrimonio válido en Australia, pero España ya les había unido como esposos para siempre.
Y como manda la tradición en Jun, después de una ceremonia de lo más emotiva, con himno de Australia y de España incluidos, tras más de 22 años de relación, y con medios de varios países interesados por su historia, Ian, de 52 años, y Leith, de 42, firmaban los documentos que certificaban su unión con el bolígrafo verde de las bodas, el que segun el alcalde une a los contrayentes para siempre, y se besaban durante 17 segundos, en una cuenta atrás coreada en un inglés con marcado acento aussie.
"Esto no es una campaña política de ningún tipo. Nos casamos para expresar nuestro amor, el uno por el otro, igual que nuestros amigos pueden hacer allá en casa. Es sobre ser capaz finalmente de demostrar ese amor frente a la gente que más quiero y que es importante en mi vida. Y sé que estoy en el lado correcto de la historia, estoy seguro de ello". Ian dixit.
¡Que viva (todo) el amor!
Fuentes:
https://www.theaustralian.com.au/news/gay-australian-mp-ian-hunter-marries-leith-semmens-in-spain/news-story/8b14224052767c580785fe10dfab1bd8
https://en.wikipedia.org/wiki/Australian_Marriage_Law_Postal_Survey
https://www.reuters.com/article/us-australia-gay-marriage/australia-reveals-first-gay-marriage-ended-in-heartbreak-after-just-48-days-idUSKCN1GJ0RD
https://www.abc.es/sociedad/abci-boda-politico-australia-201205230000_noticia.html
https://elpais.com/ccaa/2012/12/20/andalucia/1356002343_893486.html
https://www.granadahoy.com/granada/alcalde-Jun-Twitter-gabinete-Moncloa_0_1283271934.html
Imagen:
https://media1.popsugar-assets.com/files/thumbor/9rBzwercX2G-zc-LZuhC0HMSvTg/fit-in/2048xorig/filters:format_auto-!!-:strip_icc-!!-/2016/09/01/328/n/4852708/485282ad28e78f76_GettyImages-475346688.jpg
https://www.abc.net.au/cm/rimage/9523284-3x2-xlarge.jpg?v=4
https://www.republica.com/wp-content/uploads/2014/11/744515-ian-hunter.jpg
https://s.yimg.com/uu/api/res/1.2/QKZ1JaGhthZRUZoqA2i8Aw--~B/aD0yNjAzO3c9NDY4NjtzbT0xO2FwcGlkPXl0YWNoeW9u/http://media.zenfs.com/en_us/News/ap_webfeeds/382a2c1e9edf2923240f6a706700ad21.jpg
https://edge.alluremedia.com.au/uploads/businessinsider/2017/11/ssm-1.jpg
Y si nos sorprende la cercanía de esa fecha, en la que al fin se corregía aquella vergüenza e injusticia histórica, tal vez nos deba sorprender aún más el hecho de que, dentro de la batalla posterior por la conquista de los derechos básicos fundamentales del colectivo LGTBI, hace tan solo 2 años y medio que Australia legalizó, por fin, el matrimonio homosexual. El 9 de Diciembre de 2017 entraba en vigor la Marriage Amendment Act 2017, por la cual se permitían en el país las uniones entre personas del mismo sexo.
Tras años de controversia política alrededor de este asunto, curiosamente en uno de los países considerados más modernos del mundo, se celebró en Australia un plebiscito entre la población de todo el país, que buscaba secundar un cambio en la ley estatal que permitiera oficializar los matrimonios entre hombres y mujeres indistintamente de su condición sexual.
Esta encuesta, voluntaria pero vinculante, organizada por el Australian Bureaux of Statistics, y realizada a través del servicio público postal entre el 12 de Septiembre y el 7 de Noviembre de 2017, dio un espaldarazo social definitivo para la modificación del texto, arrojando un 61'6% de Síes (7'8 millones de votos) frente al 38'4% de votos negativos (4'8 millones de Noes). Australia se convertía así en el vigesimosexto país del mundo en reconocer este derecho a la comunidad LGTBI.
Pocos días después de este hito, la primera boda gay celebrada en Australia fue, según datos públicos, la de Jo Grant y Jill Kindt, compañeras de vida durante 8 años, el 15 de Diciembre de ese mismo 2017, celebrada en el jardín de su casa en Sunshine Coast, Queensland. Aquella fecha fue especial para ellas y para decenas de australianos que pudieron al fin celebrar su unión de amor de manera oficial en el país.
Jo y Jill pudieron disfrutar así de su matrimonio y su primera Navidad juntas como esposas, hasta que 48 días después del enlace, el 30 de Enero de 2018, Jo fallecía a causa del cáncer terminal que sufría, y por el que estaba recibiendo cuidados paliativos. Como constataba Sandra, madre de la malograda Jo, en una entrevista, "esa boda le dio a mi hija la fuerza suficiente para poder compartir una última Navidad con su familia".
Pero hay una historia de amor homosexual que precede a la de Jo y Jill, y a todos los demás enlaces, que merece la pena conocer. Una larga historia de amor que acabó en boda, y con final feliz. Una aventura extraordinaria que sirvió para unir a Australia y a España gracias a los derechos LGTBI adquiridos en nuestro país, a la vanguardia del mundo, y en torno al amor de dos personas.
Unos derechos igualitarios que habían sido conquistados en España tiempo atrás, desde que en 2005 se había legalizado la unión entre personas del mismo sexo, que posibilitaron una de las bodas gays más importantes de Australia. Aunque no fuera en Australia. Un relato único y curioso que se inició en las antípodas pero que cuminaría en un singular punto de la geografía española.
La primera unión en matrimonio de un político australiano homosexual, se celebraba en el pequeño pueblo de Jun, Granada. Y todo gracias a la magia de Twitter.
Corría el año 2012, y Australia seguía retrasada en cuanto a la conquista de derechos por parte del colectivo LGTBI. El parlamento australiano había dejado pasar recientemente una nueva oportunidad al rechazar una propuesta para legalizar el matrimonio gay. No se podía abrir el país al bestialismo, se había llegado a oír en la cámara. Sin embargo, muchos gays y lesbianas miraban con envidia al exterior, hacia países donde esos derechos ya estaban conseguidos y aceptados en sus sociedades, anhelando el momento en que los australianos estuvieran a la altura y cambiaran su historia, para bien. Para poder darse el "sí quiero", como cualquier otra pareja.
Uno de aquellos gays era Ian. Ian Hunter. Y otro su novio, Leith. Ambos australianos, estaban preparando sus vacaciones. Ian había tenido una idea el año anterior para elegir el destino de su viaje. Había iniciado su búsqueda por países en los que podía convertir las vacaciones en algo mucho más especial. Buscaba lugares en los que aprovechar la visita para celebrar su boda con Leith. Aquello que Australia todavía le negaba solo por su orientación sexual.
Ian no era un australiano cualquiera. Ian Hunter era Ministro de Inclusión Social en el gabinete del Estado de South Australia y parlamentario, miembro del Partido Laborista, y uno de los políticos más combativos por la lucha del colectivo LGTBI en Australia, desde que ya en 1979 fue elegido como presidente de la sociedad gay de la Flinders University. Había pasado más de dos décadas compartiendo su vida y su amor con Leith Semmens, un artista australiano con el que ya había planeado su boda en Nueva York unos meses atrás, pero finalmente los trámites burocráticos y las dificultades que les pusieron para organizar su enlace echaron por tierra su primera intentona.
Fue entonces cuando se fijaron en España para sus siguientes vacaciones, y decidieron intentarlo una vez más.
A más de 16.000 kilómetros y al otro lado del mundo, allá por ese año 2012, en España se había hecho notablemente famoso un pequeño municipio de la provincia de Granada, Jun, de apenas 3.500 habitantes. La razón, su mediático alcalde, José Antonio Rodríguez Salas, o como era más reconocido en las redes sociales, el entonces "twitstar" @alcaldedejun. El alcalde de Jun había situado al pueblo en el mapa gracias a Twitter, y a través de su uso para la gestión del ayuntamiento, llevando su nombre a todos los rincones del mundo.
Rodríguez Salas se había convertido por aquel tiempo en uno de los 5 políticos españoles más seguidos en la red social de microblogging, y había impulsado el uso de Internet para la función pública, haciendo que los trabajadores del ayuntamiento utilizaran Twitter como un medio oficial para la atención a los ciudadanos, llegando incluso a ser referente para el MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, con el que Jun colaboró en un proyecto para implantar la teledemocracia. Medios internacionales tan dispares y del nivel del New York Times o el Sydney Herald se fijaron en Jun por todo aquello en aquel entonces. Así era el pueblo en el que cualquier vecino podía contactar con el consistorio a través de un tweet, bien para mandar un mensaje a su alcalde (que respondía unos 700 mensajes diarios), bien para avisar de una farola fundida, comunicar un bache en alguna carretera, o para realizar alguna gestión oficial.
Con toda seguridad, gracias a todo este revuelo mediático logrado por José Antonio Rodríguez Salas para su internacionalmente famoso municipio, el alcalde recibió un día una sorpresa al abrir su ordenador. Allí, en Twitter, el popular político socialista había recibido un mensaje, supuestamente enviado desde el gabinete de un político australiano, sondeándole respecto a la posibilidad de celebrar una boda en el pueblo. El propio Rodríguez Salas reconoció que no supo qué pensar tras leer ese mensaje. No sabía si era real o si se trataba de una simple broma. Pero poco tiempo después, el alcalde de Jun recibió una carta cuyo remitente se encontraba al otro lado del planeta. Era de un tal Ian. Ian Hunter. El hombre la firmaba solicitando casarse en el pequeño municipio granadino. Un ministro australiano quería casarse en Jun con su novio. El alcalde supo entonces que aquella historia era real, y también él dio el sí quiero que faltaba.
Así, el 19 de Diciembre de 2012, en el Palacio de las Artes de Jun, ante 17 personas, todos familiares y amigos cercanos de los contrayentes, oficiada por José Antonio Rodríguez Salas, alcalde de Jun, y retransmitida en directo a todo el mundo desde el blog del regidor, Ian y Leith cumplían su sueño de casarse y sellar su amor en una boda de lo más tradicional. Un enlace que no les reconocería como un matrimonio válido en Australia, pero España ya les había unido como esposos para siempre.
Y como manda la tradición en Jun, después de una ceremonia de lo más emotiva, con himno de Australia y de España incluidos, tras más de 22 años de relación, y con medios de varios países interesados por su historia, Ian, de 52 años, y Leith, de 42, firmaban los documentos que certificaban su unión con el bolígrafo verde de las bodas, el que segun el alcalde une a los contrayentes para siempre, y se besaban durante 17 segundos, en una cuenta atrás coreada en un inglés con marcado acento aussie.
"Esto no es una campaña política de ningún tipo. Nos casamos para expresar nuestro amor, el uno por el otro, igual que nuestros amigos pueden hacer allá en casa. Es sobre ser capaz finalmente de demostrar ese amor frente a la gente que más quiero y que es importante en mi vida. Y sé que estoy en el lado correcto de la historia, estoy seguro de ello". Ian dixit.
¡Que viva (todo) el amor!
Fuentes:
https://www.theaustralian.com.au/news/gay-australian-mp-ian-hunter-marries-leith-semmens-in-spain/news-story/8b14224052767c580785fe10dfab1bd8
https://en.wikipedia.org/wiki/Australian_Marriage_Law_Postal_Survey
https://www.reuters.com/article/us-australia-gay-marriage/australia-reveals-first-gay-marriage-ended-in-heartbreak-after-just-48-days-idUSKCN1GJ0RD
https://www.abc.es/sociedad/abci-boda-politico-australia-201205230000_noticia.html
https://elpais.com/ccaa/2012/12/20/andalucia/1356002343_893486.html
https://www.granadahoy.com/granada/alcalde-Jun-Twitter-gabinete-Moncloa_0_1283271934.html
Imagen:
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https://www.abc.net.au/cm/rimage/9523284-3x2-xlarge.jpg?v=4
https://www.republica.com/wp-content/uploads/2014/11/744515-ian-hunter.jpg
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